Family Reunification: An Unmet Human Right in Mexico’s Migration Policy

(en español abajo)

The migration phenomenon has gained unprecedented relevance, driven by political, economic and social crises in various regions. In Latin America, countries such as El Salvador, Guatemala, Colombia, Peru, Haiti, Ecuador and Venezuela have recently experienced or are currently experiencing violence caused by criminal groups, political turmoil, humanitarian crises and climate change, forcing thousands of people to leave their homes in search of a better future.

For thousands of people, Mexico appears as a welcoming country where they can aspire to live with dignity. However, the country faces significant challenges, for example, regarding family reunification for refugees. This is a fundamental right that should be guaranteed for all, yet it faces serious limitations due to Mexico’s current migration policies.

Forcibly displaced people often undertake dangerous routes to reach Mexico, where both authorities and organized crime commit crimes against them. During their journey to Mexico, or sometimes even before leaving their country of origin, many families are separated.

The impact of these separations is devastating. Children and adolescents travel alone or remain in their country of origin, parents are forced to leave their children with family members without knowing if they will ever meet again. When people manage to reach Mexico and apply for refugee status, they face a new challenge: migration policies established in Mexican legislation.  

Although, compared with other countries, Mexico has a relatively advanced legal framework for people seeking asylum and refugees, its laws still include restrictive provisions that violate human rights. One such provision is the economic solvency requirement for family reunification. 

The Migration Law recognizes family unity as one of its principles, describing it as a “substantive element for the formation of a healthy and productive social fabric of the communities of foreigners in the country”. However, the law imposes arbitrary, subjective and disproportionate requirements for achieving this principle. 

Forcing refugees in Mexico to demonstrate economic solvency in order to reunite with their families ignores the reality of people arriving without resources, often living on the streets. Many invest all their resources in a journey fraught with danger, extortion, robbery, and even kidnapping.

Despite the intentions and principles behind the Migration Law, the Law on Refugees and Complementary Protection states:

“[f]or the purpose of family reunification, the Secretariat may authorize, by derivation of the refugee status, the entry into national territory of the spouse, partner,  children, blood relatives up to the fourth degree, blood relatives of the spouse, partner, up to the second degree who are economically dependent on the refugee, as well as the economic capacity for their maintenance.

The right to family, as the fundamental element of society, is established in international treaties to which Mexico is a party, and is protected by these States. Thus, family reunification is established as a right of forcibly displaced people, without allowing arbitrary limitations such as “economic capacity” as a precondition for the protection of the State and the fulfillment of this human right.

At Asylum Access, we believe that imposing economic requirements on those seeking to exercise this right contradicts the principles of equality and non-discrimination established in the Article 1 of the Political Constitution of the United Mexican States which prohibits any form of discrimination that violates human dignity. Likewise, this practice is incompatible with the democratic values enshrined in Article 40 of the Constitution, which guarantees that Mexico is a democratic and representative Republic, rejecting any form of authoritarianism.

From a legal perspective, the economic solvency requirement for family reunification of refugees in Mexico is disproportionate, as it unjustly limits a human right—the right to family. In other words, this solvency requirement places a subjective and disproportionate burden on the right it is limiting: family reunification. 

This measure also sends a disturbing message: human rights, in particular the right to a family, are conditioned on a person’s financial situation. 

At Asylum Access we are convinced that family reunification is a human right that should be protected and guaranteed by all States, including Mexico. The current migration policy does not guarantee this right; by conditioning it on the economic solvency of forcibly displaced families, the policy constitutes a violation of refugees’ rights. Its enforcement by state officials is also a violation of the right to family and the fundamental duty of public servants to refrain from applying norms that conflict with human rights.

Mexico has a history of welcoming refugees with open arms, as seen with the Spanish diaspora. In this context, we consider these types of policies contradictory.  With the recent change of government, we believe that this is a crucial opportunity to demonstrate that Mexico stands on the side of human rights and that its migration policy can be an example of humanity and justice in the region.

Lucia Chavez,

Executive Director, Asylum Access Mexico


La reunificación familiar: un derecho humano pendiente en la política migratoria de México.

El fenómeno migratorio ha cobrado una relevancia sin precedentes, impulsado por crisis políticas, económicas y sociales en diversas regiones. En América Latina países como El Salvador, Guatemala, Colombia, Perú, Haití, Ecuador y Venezuela han atravesado recientemente, o se encuentran atravesando, situaciones de violencia ocasionadas por grupos criminales, pandillas, violencia política, crisis humanitarias y cambio climático, que obligan a miles de personas a dejar sus hogares en busca de un futuro mejor.

Para miles de personas, México se presenta como un país de acogida para vivir con dignidad. Sin embargo, el país enfrenta desafíos significativos, por ejemplo, en lo que respecta a la reunificación familiar de las personas refugiadas, un derecho fundamental que debería ser garantizado para todos, pero que enfrenta serias limitaciones en el contexto de la política migratoria actual.

A menudo, las personas migrantes toman rutas peligrosas hacia México en donde tanto las autoridades como el crimen organizado cometen crímenes en su contra. En el proceso de llegada a México o en ocasiones, previo a su salida del país de origen, muchas familias se separan.

El impacto de estas separaciones es devastador. Niñas, niños y adolescentes viajan solos o permanecen el país de origen, padres y madres que se ven obligadas a dejar a sus hijos e hijas con un familiar sin saber si volverán a encontrarse. Cuando las personas logran llegar a México y solicitar la condición de refugiado, enfrentan un nuevo reto: la política migratoria establecida en la legislación mexicana.  

Si bien México cuenta con un marco legal de avanzada, en comparación con otros países, para atender a las personas solicitantes de asilo y refugiadas, las leyes en la materia aún contienen disposiciones restrictivas y, en este caso, violatorias de derechos humanos. Una de estas disposiciones es la exigencia de solvencia económica para la reunificación familiar. 

La Ley de Migración reconoce como uno de sus principios la unidad familiar, describiéndolo como un “elemento sustantivo para la conformación de un sano y productivo tejido social de las comunidades de extranjeros en el país”. Sin embargo, impone requisitos arbitrarios, subjetivos y desproporcionados para su realización. 

El requisito de contar con solvencia económica para poder reunir a la familia de una persona refugiada en México, ignora la realidad de las personas que llegan a México sin recursos, viviendo en las calles, pues en muchos casos invirtieron, todo su patrimonio en un viaje lleno de peligros, extorsiones, robos e incluso secuestros. 

No obstante, el contexto y los principios de la Ley de Migración, la Ley sobre Refugiados y Protección Complementaria establece que:

“[p]ara efectos de la reunificación familiar, la Secretaría podrá autorizar, por derivación de la condición de refugiado, la internación a territorio nacional del cónyuge, concubinario, concubina, hijos, parientes consanguíneos hasta el cuarto grado, parientes consanguíneos del cónyuge, concubinario, concubina, hasta el segundo grado que dependan económicamente del refugiado, así como la capacidad económica para su manutención.”

El derecho a familia, como el elemento fundamental de la sociedad, está establecido en tratados internacionales de los que México forma parte, y se le brinda protección por parte de los Estados. Es así como la reunificación familiar se establece como un derecho de las personas refugiadas, sin que se puedan establecer limitaciones arbitrarias como la “capacidad económica” a cambio de la protección del Estado y el cumplimiento de un derecho humano.

En Asylum Access consideramos que la imposición de requisitos económicos para ejercer este derecho contraviene los principios de igualdad y no discriminación establecidos en el artículo 1° de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, que prohíbe cualquier forma de discriminación que atente contra la dignidad humana. Asimismo, esta práctica es incompatible con los valores democráticos consagrados en el artículo 40 de la Constitución, que garantiza que México sea una República democrática y representativa, rechazando cualquier forma de autoritarismo.

Desde una perspectiva más jurídica, la condición de exigir solvencia económica para la reunificación familiar de personas refugiadas en México es desproporcionada pues no se justifica su finalidad en detrimento de un derecho humano que es la familia. Es decir, la medida que exige la solvencia económica resulta en una carga subjetiva y desproporcionada en relación con el derecho que está limitando: la reunificación de la familia. 

Esta medida además envía un mensaje obscuro: los derechos humanos, en particular el derecho a la familia, pudiera estar sujeto a la situación económica de una persona. 

En Asylum Access estamos convencidas de que la reunificación familiar es un derecho humano que debe ser protegido y garantizado por todos los Estados, incluido México. La política migratoria actual no garantiza ese derecho al condicionarlo a la solvencia económica de una persona refugiada; por lo tanto, su mero establecimiento en la ley representa una violación de los derechos de las personas refugiadas. Su aplicación por funcionarios estatales también es una vulneración al derecho a la familia y a la obligación general de los servidores públicos de no aplicar normas contrarias a los derechos humanos.

México se ha caracterizado por ser un país que tiene una historia de recibir con los brazos abiertos a las personas refugiadas y extranjeras, basta recordar la diáspora española. En este contexto, consideramos contradictorias este tipo de políticas.  En el contexto del reciente cambio de gobierno, consideramos que éste es un momento crucial para demostrar que México está del lado de los derechos humanos y que su política migratoria puede ser un ejemplo de humanidad y justicia en la región.

Lucía Chávez

Directora Ejecutiva de Asylum Access Mexico